Como habíamos preparado dos huevos por si había un percance, decidimos hacer otro experimento. Esta vez en vez de sumergirlo en agua, lo hicimos en vinagre y observamos que medio flotaba.
Lo dejamos a ver si con el tiempo flotaba más o se hundía y a los dos días observamos que estaba en el mismo lugar. Pero algo había cambiado, estaba diferente. Lo sacamos y comprobamos que la cáscara había cambiado de color, se había desprendido parte y además estaba blando.
LLegamos a la conclusión que había ocurrido una reacción química al entrar en contacto el huevo con el vinagre.
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